Un pequeño acto de dar durante las Navidades que no cueste demasiado puede dejar grandes memorias que duren para toda la vida.

Recuerdo hace muchos años, cuando era un pequeño niño que una de mis tías que era una devota cristiana y que celebraba la Navidad me dio un regalo. Era un libro enorme que podría leer, acerca de unos piratas en los altos mares. Me trajo mucha alegría siendo un niño. No le debe haber costado más de $10, pero el acto de darme algo me trajo mucha alegría que duró hasta este día. Es decir, un acto simple pero del corazón que se mantuvo como algo querido. A pesar de que ahora esta tía está viviendo en una tierra extranjera, a cientos de kilómetros de distancia y que no ha habido comunicación entre nosotros por más de 20 años, sigue habiendo un lazo de amor que marca que, algunas veces en este mundo, hay alguien que se preocupa por mí. Justamente, el tiempo y la distancia no han disminuido las memorias de el acto hermoso de dar justo ese día.
Algunas veces me he preguntado por qué se dice que es mejor dar que recibir. Siempre sentí que recibir algo de alguien y mantenerlo conmigo era mucho mejor que regalarlos.
Pero luego cuando pienso en este pedazo de historia y experiencia personal, y recuerdo la alegría que me trajo recibir ese libro como regalo, recuerdo como la cara de mi tía también se encendió en dicho, y como me pareció casi como la hermosa hada madrina que se preocupa por todos en la tierra. Estoy seguro que ella también se sintió bendecida y feliz.
De hecho, es cuando nosotros nos entregamos y le damos a los otros, como nuestros seres amados y aquellos que tienen necesidades, que nos podemos sentir bendecidos. Un regalo es un regalo, y porque nosotros regalamos sin la expectativa de recibir nada, las leyes de la naturaleza y del universo distante al entregar nuestro amor el amor se traslada en una energía que no puede ser explicada y que podrá tocar las vidas y cambiar las percepciones, haciendo que el mundo sea un lugar más lindo en donde vivir.
Así que en esta estación de Navidades, tómese una pausa y piense acerca de cómo puede entregar su amor y dar regalos a aquellos que ama. Estos regalos tal vez no sean muy caros, pero pueden tocar una vida cuando damos nuestros corazones y nos alejamos de nosotros mismos dando buena voluntad y amor.
Por eso, es mejor dar que recibir.