La arquitectura bioclimática se caracteriza por realizar diseños que tienen en cuenta las condiciones climáticas del lugar en donde se emplazará la construcción. Se tiene en cuenta los recursos de la zona como por ejemplo, la vegetación, las lluvias, los vientos, el sol con el objetivo de disminuir los impactos ambientales además de minimizar el consumo de energía.
El coste de construcción puede ser más elevado que el de otras edificaciones similares elaboradas con métodos tradicionales pero dado el ahorro energético que se consigue a largo plazo se convierte en más económica. En algunos casos la arquitectura bioclimática logra realizar construcciones que se pueden considerar autosostenibles en su totalidad.
Los puntos más comunes en donde hace especial énfasis la arquitectura bioclimática son la captación de radiación solar, en la ventilación, el aislante térmico y en la integración de energías renovables.
Si bien parece que es una técnica nueva este método se utiliza desde la antigüedad un ejemplo de ello son los tejados orientados hacia el sur en el hemisferio norte (para aprovechar la inclinación del sol), los típicos chalets de los Alpes, etc.