En el transcurso de la última década, un número significativo de hombres y mujeres de diferentes partes del mundo se han interesado en la jardinería. En este sentido, estas personas se han interesado tanto en la creación de jardines de flores magníficas, así como en el cultivo de huertas prósperas.
La mayoría de los jardineros todavía dependen de lo que podría considerarse como «los métodos tradicionales» cuando se trata del cuidado y del mantenimiento de las flores o huertas. En otras palabras, estos jardineros tienden a basarse en diversos tratamientos químicos comercialmente disponibles y productos para el cuidado de sus jardines. Varios tipos productos químicos – desde plaguicidas a fertilizantes – están disponibles en las tiendas de jardinería y en las tiendas de descuento. La mayoría de las veces, estos productos básicos se pueden obtener a un costo bastante razonable.
A medida que una persona se involucra mas con el cuidad y mantenimiento de su jardín, comienza a ser mas conciente de cómo los materiales que utiliza para atender a su jardin afectan al ambiente y a las plantas (en particular a las hortalizas). En consecuencia, muchos jardineros con experiencia (y, en realidad, un número cada vez mayor de novatos) han recurrido a prácticas de la jardinería orgánica.
Las prácticas de jardinería orgánica en realidad han existido y han sido utilizadas desde que las antiguas tribus dejaron de lado la caza y la recolección de alimentos y se dedicaron a cultivar sus propios cultivos y a mantener sus propios animales domésticos. En su forma más básica, las prácticas de jardinería orgánica consisten en el uso de materiales naturales (materia orgánica) para el cuidado y tratamiento de las plantas – vegetales o flores. No se utiliza ningún tipo de sustancias artificiales.
Por ejemplo, cuando se trata de proporcionar nutrientes, para la jardinería orgánica, normalmente se utilizan dos recursos: el abono y el estiércol. Asimismo, cuando se trata de la cuestión de la lucha contra las plagas, se toman medidas naturales para alejar a los insectos ofensivos. En este sentido, se usan insectos benignos que no dañan las plantas, y se alimentan de los otros insectos que dañan al follaje.
En conclusión, las personas que adoptan las prácticas y técnicas de la jardinería orgánica sostienen que el objetivo de estas técnicas es el de nutrir y proteger al suelo en lugar de proporcionar una rápida solución temporal para un período de siembra. A través de la jardinería orgánica, la contaminación del agua y del suelo se reduce de manera significativa. Además, cuando se trata de la producción de hortalizas, los alimentos generados a partir de un jardín orgánico son libres de sustancias químicas nocivas y se consideran mucho más saludables para el consumo humano.